Flor es una chica de veinte años que conocí en El laberinto de Malasaña virgen y entera, y que en esa misma noche desfloré en la Plaza de Dos de Mayo debajo de la escultura de Daoiz y Velarde. Le gustó tanto iniciarse en el mundo del sexo conmigo que casi todos los días me llama para saciar sus bajas pasiones y llenar su lindo coñito de mi semilla. Es muy raro que pasemos más de cuarenta y ocho horas seguidas sin follarnos y sin disfrutarnos mutuamente. Y eso que no suelo repetir con la misma chica y siempre busco la variedad y nuevas follamigas, pero ella es la excepción que confirma la regla.
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