La cajera del Super de mi barrio se abre de patas y empieza a jugar con su chochito de no más de veinte años al tiempo que aprovecha para lubricarse el ojete del culo con aceite y sodomizarse con un consolador azul metiéndoselo hasta el fondo. Cuando veo su coñito rosa abierto me pongo cardiaco y la espero a la salida del Super. Nos vamos al Templo de Debod y follamos en el césped. Está tan buena que no me pongo el preservativo y me corro dentro de ese coñito de mantequilla. A los dos meses me escribe un e-mail diciéndome que está embarazada y que va a tener el hijo, dándome las gracias por lo bien que lo pasó conmigo y por hacerla madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario