Se llama Adrea y es una rumana de veinte años afincada en Madrid. Lo que más me gusta de esta chica es el color rosadito de su coño, tan vivo y tan intenso. Estoy seguro que sangra batido de fresa cuando el periodo y le toque menstruar. Ese coño me tiene loco y me lo como todos los domingos. Sabe a frambuesa y a fruta silvestre, y meter mi lengua entre sus labios es uno de los manjares divinos más excitantes. Es repostería fina para los catadores de coños como yo y para los hombres más expertos. Ella vive en la Dehesa de la Villa y los domingos bajamos al parque, se me abre de piernas en la hierba, y sobre el prado me entrega la flor más hermosa de la primavera, su íntima esencia de mujer y su rosada verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario