Se llama Chelsea, es australiana, tiene
dieciocho años, estudia Sicología y la conocí en la Plaza Mayor de
Madrid viendo los cuadros de los pintores ambulantes. Me la follé
con todo el reglote en pleno Arco de Cuchilleros dejando el suelo
empapado de sangre. Quiere abrir una clínica en España cuando
termine la carrera, tiene un novio constructor, un perro, una tortuga
y un coño muy del gusto del Conde Drácula.
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