La conocí viajando en el avión de Iberia Madrid-Londres, se
llama Shelia, tiene dieciocho años apenas cumplidos y quiere ser peluquera. Me
la follé en los asientos del avión a 4.000 metros de altura y marqué otro “gol”
por toda la escuadra. Espera otro hijo mío y ya son muchas las chicas a las que
he elevado a categoría de madres. A este paso voy a ser más goleador que Cristiano Ronaldo y Messi juntos. Tiene un
novio gitano que paradójicamente quiere ser futbolista, muchos sueños
románticos y un coño que sabe a té con pastas.
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