Marina es una dependienta de Zara de la Calle Princesa. Tiene veinte años y está ahorrando para ir a vivir a Argentina con su novio. La conocí cuando fui a comprar unos pantalones vaqueros y follamos en el probador a pelo en un polvazo memorable y de los que hacen historia. Al final cuando pagué el importe de los jeans le regalo un cheque de 1.000 euros para que coja el avión rumbo a Buenos Aires y se vaya a vivir con el amor de su vida.
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